EUROPA
PRESS
24 enero
2021
¿Por
qué tomar el sol está contraindicado en la menopausia?
Tomar el sol puede afectar
negativamente los niveles hormonales de las mujeres posmenopáusicas y esto
puede contribuir a provocar diversos problemas de salud, que van desde
problemas en la estructura ósea hasta dificultades para cicatrizar heridas,
según se desprende de un estudio realizado en la Universidad de Bergen en
Noruega.
Durante varios años, ha estudiado el equilibrio hormonal de
las mujeres en relación con la menopausia: qué efectos tienen los cambios en
los niveles hormonales sobre la salud y el bienestar, cómo los factores
ambientales afectan los niveles hormonales y cómo estimar el progreso de la
transición menopáusica, entre otras cosas. Leer más: Calculando la menopausia
con lógica difusa.
"Cuando una mujer llega a la menopausia, vemos la
disminución de los niveles de estrógenos y un aumento de otras hormonas,
llamadas gonadotropinas", señala el autor del estudio, Kai Triebner, quien ha conseguido asociar la radiación UV al
cambio de niveles de estrógenos y gonadotropinas.
En el estudio, que se publica en 'Maturitas',
Triebner y su equipo han recopilado datos de 580
mujeres posmenopáusicas de Europa occidental, que participan en la Encuesta de
salud respiratoria de la Comunidad Europea (ECRHS). Utilizando datos
satelitales, han desarrollado un modelo de cuánta radiación UV han estado
expuestas las mujeres, dependiendo de su lugar de residencia. También pidieron
a las mujeres que indicaran cuánto tiempo pasaban al sol; qué partes del cuerpo
suelen estar expuestas y si usan protector solar.
"La base del modelo es un estudio de validación de ISGlobal en Barcelona donde han utilizado un collar para
medir la exposición a la radiación UV", explica Triebner.
También midieron las concentraciones de hormonas y las compararon con la
exposición a los rayos UV durante el mes anterior.
Así, encontraron que los participantes que estaban más
expuestos a la luz solar tenían niveles más bajos de estrógenos y más
gonadotropinas en comparación con los expuestos a niveles más bajos de
radiación UV. "Un nivel bajo de estrógeno y un nivel alto de las otras
hormonas aumentan el riesgo de osteoporosis, enfermedades cardíacas y
enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer", señala Triebner.
Las mujeres incluidas en el estudio eran de Dinamarca,
Noruega, Suecia, Islandia, Francia y España, es decir, un segmento transversal
de Europa Occidental. Las mujeres que usaron medicación hormonal fueron
excluidas del estudio. El país de residencia de los participantes no pareció
causar una gran diferencia en la exposición a los rayos UV.
Por tanto, la recomendación principal es controlar la
exposición al sol después de la menopausia, ya que es potencialmente dañina. No
obstante, los investigadores recuerdan que, por otro lado, se necesita luz
ultravioleta para mantener el nivel de vitamina D alto y mantenerse saludable.
"La cantidad de vitamina D que necesita varía de una
persona a otra y del lugar donde vive. Como regla general, se recomienda de
diez a quince minutos al día al sol con la cara y los antebrazos
expuestos", señala, y si excede de este tiempo de exposición, la
recomendación es usar protector solar, independientemente de si la mujer se
quema fácilmente o no cuando toma el sol.
"A día de hoy, no hay ningún estudio que profundice en
esto", señala Triebner, quien destaca que con
este estudio se empieza a ver qué efecto tiene la radiación ultravioleta en los
niveles hormonales de las mujeres y el envejecimiento reproductivo. Los
investigadores han identificado una asociación entre la dosis de radiación
ultravioleta después de la menopausia y las concentraciones de hormonas en
sangre.
Todavía no saben qué efecto tiene el sol en el equilibrio
hormonal de las mujeres más jóvenes, este podría ser el siguiente paso de la
investigación. "La radiación ultravioleta puede afectar el momento en que
se llega a la menopausia. Pero también podría ser plausible que la radiación
ultravioleta tenga un efecto beneficioso sobre el equilibrio hormonal antes de
la menopausia. Como investigadores, sólo hemos sumergido el dedo del pie en el
agua". Aún queda mucho por investigar", concluye.